viernes, 9 de noviembre de 2012

Hermandad Prerrafaleita

Allá por 1848, en Londres, John Everett Millais, Dante Gabriel Rossetti y William Holman Hunt fundan The Pre-Raphaelite Brotherhood, conocida en el mundo hispano parlante como Hermandad Prerrafaleita un grupo al que pronto se unen William Michael Rossetti, James Collinson, Frederic George Stephens y Thomas Woolner.

Estos siete hermanados, en apenas cinco años de existencia como grupo, transforman la tendencia del arte de la época y con sus críticas y propuestas alternativas dan lugar al movimiento revolucionario que conocemos como prerrafaelismo. Siete almas que actuaron sincrónicamente al tránsito de Neptuno por la ventana celeste que llamamos Piscis. 


Y es que 1848 no en balde es conocido como el año de las revoluciones o la Primavera de los pueblos y qué casualidad que sincrónicamente con el retorno de Neptuno a Piscis en 2011 hayamos asistido a la Primavera Árabe.

Pero 1848 no sólo es el año de las revoluciones políticas, de la proclamación pública del comunismo, o de las repúblicas (como la Segunda República francesa -que por cierto tiene una duración similar a la de esta hermandad-, la de San Marcos o la de Costa Rica), sino que también es el tiempo de otras grandes transformaciones (o su siembra) como ésta artística a la que dedicamos este espacio.  

Pero mejor que un erudito discurso sobre el arte contemplemos algunas de sus aportaciones en este excelente documental (subtitulado) de la BBC:




 


Su tratamiento de la imagen femina en el arte, también es muy característica

 

En el año 2009, el Museo del Prado les dedicó una gran exposición, y actualmente hay otra en la Tate Britain.

Tras ver estos videos, podemos entender mejor lo dicho por Aristóteles:



La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas,
no el copiar su apariencia.




Esta máxima es la que explica la periódica revolución de los artistas. Cuando sienten que la pérdida del sublime propósito conduce a la fría copia, eligen enfrentarse al aterrador vacío del futuro, a la captura de las esencias secretas, animados por su inquieta sinceridad.



¿Huelga?


Es lamentable que en el siglo XXI, en esta España expoliada por la cleptocracia, en la que la población es mayoritariamente consumidora, el modelo de "hacer presión" a los poderes pretenda ser la huelga de producción.

Eso es decimonónico y caduco, además de ineficaz y fácilmente manipulable por los medios al servicio de la élite gobernante y la oligarquía en la sombra.

En la administración están encantados con los millones que se van a ahorrar -cómo ya se sabe- en las nóminas de fin de mes (uf, un respiro, gracias) mientras que los negligentes sindicatos que tanto cooperaron en la burbuja pretenden recuperar protagonismo e influencia: intermediar y justificar así sus tambaleantes y elefantiásicas estructuras y prebendas.

Y además con la coartada maniquea del conmigo o contra mí: "si no haces huelga estás a favor de la patronal y los fachas..."

¿Cuánta gente honrada queda en los sindicatos?
¿Son menos culpables que el resto de los poderes fácticos?
¿Son ejemplo de vida alternativa al modelo de sometimiento general que se nos impone? ¿Han dado ejemplo de cómo se combate la corrupción en su seno?

No juego al dualismo, me niego a secundar una huelga ineficaz. ¿Dónde estaban cuándo esto se gestó? ¿Cuál ha sido su reacción?

Y de modo positivo digo que si somos consumidores, la mejor actitud a nuestro alcance es el consumo selectivo y coordinado, así como el dejar de consumir también selectiva y coordinadamente.

Pero eso es tan peligroso, tan poderoso y tan transformador como dificil de llevar a cabo. Porque coordinarse, coordinarnos, es retomar el poder individual y colectivo que con métodos de seducción y narcohipnosis nos han arrebatado todos los que justifican su vida como "representantes" de los demás, los pastores al servicio de la gran industria ganadera y carnicera (léase vampiresca) a la que hemos vendido nuestra sangre y nuestras almas.

Los tres pilares de la transformación colectiva (elevando a colectivo el planteamiento de W. Riso) son el realismo (ver lo que hay), la humildad (aceptar que nos han esclavizado) y la sabiduría (saber las acciones que hay que realizar y cuándo llevarlas a cabo).

Construyamos esos cimientos y estaremos siendo auténticamente revolucionarios, transformadores de verdad. Son muchos los que lo intentan y quizás no estemos de acuerdo con todo lo que dicen, pero al menos, tienen el valor de intentar pensar por sí mismos y compartir informaciones críticas.

Y el comienzo, como siempre, en la propia esfera de influencia, en nuestro interior y en las relaciones más cercanas.

¡Ya es hora!