miércoles, 13 de febrero de 2013

Desmontando a Júpiter

Desmontando a Júpiter

Breve mirada bajo la capa del gran benefactor, la desnudez del emperador, la cara oculta pero real del hipócrita, las inseguridades y bajas pasiones del mediocre malcriado, la traición del engreído autoelevado. 

Júpiter, como símbolo astrológico, es el gigante gaseoso, el benéfico, la gran fortuna, el portador de grandes esperanzas, el deseado, el anhelado, el optimista, el jovial, el que derriba todos los obstáculos, pero a la vista de algunas interpretaciones comunes, también es el "hijo tonto" de ciertos "idealistas", de los bonachones, de los atormentados que esperan un cambio de fortuna, de todos los que desean soluciones globales y definitivas; de los que creen en un futuro perfecto e inamovible, de quienes quieren creer en el final de los ciclos, en el final de la historia, en el mito del crecimiento continuo, en el desarrollo exponencial ilimitado. Es la inspiración de los partidarios del optimismo a prueba de retrocesos, de la hermosa narración que no rinde cuentas a la memoria ni a la experiencia. Él escribe la gran noticia que no debe se estropeada por la realidad. Te comparte la teoría perfecta que no necesita ser sometida a falsación. Te propone el inmarcesible acto creador que sólo soporta a los devotos acríticos. Él es el gobernante visionario en cuyas filas solo cabe la sumisión incuestionable o la más servil adulación. Y también el profeta elegido cuyos designios han de ser ejecutados sin dudas por los que han recibido el privilegio de seguirle. O el ejecutivo agresivo y audaz con su tropa de abnegados palafreneros. Quizás el general temerario que sólo precisa lealtad inquebrantable. O llega como el seductor autoexistente que abre las puertas de los cielos a sus afortunados seducidos. El develador de los grandes designios a los que estás llamado, tú como comparsa y el como protagonista.

Pero por suerte existen los balances, las auditorías externas, los análisis imparciales, los rendimientos de cuentas, el juicio inapelable de los hechos realmente realizados. Y ahí nos vemos. Ahí le vemos... nosotros, porque el se retirará a Elba inalterado, traicionado pero no vencido, incomprendido pero nunca derrotado. Dispuesto a volver siempre que queramos volver a soñar con la grandeza, con lo ilimitado, con el anhelo de la libertad, del genio creador, del verbo enervante y los horizontes que piden exploradores. Dispuesto a sacarnos de nuestros estrechos horizontes, de nuestra aburrida existencia, de nuestra paz y serenidad, de la comodidad de nuestras vidas insulsas. Todo eso le aburre. 

Él necesita nutrirse de nuestras vidas y para eso precisa gente débil, insegura, con poca estima de sí mismo, gente carente de identidad, de equilibrio o de felicidad. A los felices, a los satisfechos, a los de recias costumbres y sencilla vida, a los ascetas conformes, a los que aceptan lo evidente, Júpiter no tiene nada que ofrecerles, pues sus promesas son humo, son vanidad. Su caldo de cultivo son los necesitados y los insatisfechos. A esos, que somos todos  cuando estamos así, ofrece plétora, plenitud, satisfacción, exuberancia, éxito, fortuna, el premio gordo, lo que sabemos que no nos merecemos pero que nos debería ser ofrecido para degustarlo en algún momento de nuestras vidas. Por ello Júpiter, sin decirlo, es el gran crítico. Indirecta o explícitamente denigra todo aquello que no está en su círculo de dependencia. Criticará el mal uso que hacen de sus dones los pueblos que han de ser conquistados, la ignorancia de los que precisan su enseñanza, el tedio de los que disfrutaran de su excitación, la pobreza de aquellos a quienes enriquecerá. Cuándo tratas con él, tan perfecto y generoso, te hará sentir inseguro, equivocado, apocado, menoscabado, desaprovechado. Es su aguijón para excitar tu inseguridad, es su manera de pinchar tu globo energético, para utilizar ese chorro para su propia expansión a la que te arrastrará. Es su manera de enjaezarte en su cuádriga para surcar los cielos. Tu estás destinado a grandes alturas (como su seguro servidor, claro), a descubrir remotos continentes o visitar las estrellas, a cruzar los océanos, desde tu privilegiado asiento de remero...



El balance de los periodos jupiterinos nos permite reflexionar sobre la narración biblíca del sueño del faraón y sus siete vacas flacas que devoran a las previas siete gordas. Y la solución de José es que se reserve una parte en los años de abundancia para uso en los años de escasez. En eso no suele caer Júpiter. No cree en que sus vacas gordas puedan jamás ser devoradas y por supuesto no se limitaran a siete. Se multiplicaran ad infinutum. Preferirá una solución que consista en alimentar aún más a las gordas para que las flacas no puedan con ellas. Y en lo privado quizá lleve algunos de sus beneficios a un paraíso fiscal, por si acaso, realmente los precisara (él).


Y es que Júpiter es el gran narcisista, que como buen seductor, cultiva una excelente fama social por su habilidad en las relaciones públicas y su compra selectiva de atenciones: Te paga con 5 o 6 de su atención por cada 9 o 10 que tu le prestes. Es el gran banquero de la energía. Promete a todos y su gran don son las promesas, pero construye las grandes burbujas, las fases faraónicas en lo individual y lo colectivo, financiando a futuro todos sus dispendios, que acaba teniendo que cobrar Saturno y recoger la mala fama de este simpático sinvergüenza, de este atolondrado cazador, de este donjuan inseguro que se nutre de todos los que son tan inseguros como él pero más ingenuos. Y luego consigue los grandes indultos y las esculturas a caballo, los logros y conquistas de los que nadie quiere recordar el elevado precio que costaron. 


Es una buena lección que se aprende estudiando friamente los efectos de los afamados contactos jupiterinos...
 

Para conocerlo sigáse el método de Uises: tápese los oídos y preste atención a los hechos reales, a los balances finales, no a las promesas previas, ni a la publicidad inducida. Y descubriremos la sombra del gan benéfico que es el Gran caradura, timador, pícaro, estafador, enemigo, conquistador, irrespetuoso, invasor, ideólogo, misionero, gurú, noble feudal, abogado, banquero, manipulador, autoritario disimulado, servil con los muy poderosos y utilizador de las buenas intenciones ajenas, de las carencias y necesidades del entorno. Llegar a ser inmune a las ofertas tentadoras de Júpiter es superar la iniciación de la madurez social...

Enseñemos y aprendamos los peligros del aparente éxito. Seamos capaces de gestionar la abundancia cuando llegue, pues es transitoria. Y no perdamos nuestro contento con lo que tenemos en pos de lo que no precisamos. 


De lo bueno de Júpiter están los libros de llenos. Y para reflexionar un dato para reflexionar: una inmensa mayoría de los agraciados con grandes premios de azar, a los pocos años tienen su situación económica peor de la que tenían antes del premio. Hay casos realmente escalofriantes, y aleccionadores,como en este estudio de Florida, o este reportaje o este otro.

No responsabilicemos de todo lo negativo a Neptuno o a Plutón, al fin y al cabo Júpiter es su hermano.



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aportación crítica a un mito narcisista del corpus simbólico astrológico
 
 

Hoy es un día precioso.

Hoy es un día precioso. 

Estamos de rebajas. Es super fácil acceder a la comprensión de secretos que habitualmente operan en las sombras. La presencia de mercurio, neptuno y marte en piscis prometen sensibilidad, fusión, buceo, inmersión, en los profundos mares de los y las sirenas. Las dulces voces y su origen al alcance de nuestra experiencia. 

Y Saturno en Escorpio.

La muerte, siempre la muerte, recordándonos que estamos desperdiciando la vida. O acaso la vida sea eso, un continuo desperdicio desde la óptica de la congelación y la carencia de la materia. La vida es generosa, dadivosa, múltiple, abundante, excesiva, pródiga, innecesariamente generadora. Pero esa es su naturaleza. La del agua. La de las estrellas. La del flujo incesante de luz que todo lo impregna dejando en evidencia la tendencia opuesta, la de acaparar, la de aprovecharse, la de poseer y conservar.

Porque ahora sabemos que el agua del planeta vino del cosmos, no se produjo aquí. Y en contacto con la luz fructifica y genera vida. Fiat lux. Y la luz se hizo. Sepárense las aguas de arriba de las de abajo. Y se separaron. Llénese todo de vida. Y la vida se desparramó.

Pues hoy, es uno de esos días en que podemos sentir la embriaguez de la vida, del milagro cotidiano de existir. No es que deje de mostrarse ante nosotros la tentación de lo conocido, de lo deseado, de sentir la "otra cosa", la ansiedad del parásito psíquico que lucha contra contra el tiempo y contra la luz, que quiere meterlo todo en un frasquito para paladearlo después. Eso está ahí, y a estas alturas deberíamos de asumir su presencia y su permanencia por siempre. Pues donde hay luz, sombra resistente se manifestará. 


Pero optamos por lo luminoso, por lo real. El juego de sombras, como en esos trampantojos que cambian si nos fiajmos en el blanco o el negro, es parte de lo que hay, es el efecto secundario de este universo que tiende, que va hacia, que está en camino de. Pero que es como es.

Y hoy, si no nos embriagamos en exceso, o incluso si nos embriagásemos, con las percepciones de los sentidos, con la música, con la ternura, con la dulce e hiriente ausencia, con el resquemor de la privación, con el apetito de la totalidad, tendremos la ocasión de traspasar el velo. 

¿Qué velo? 
El único, el de la ignorancia. 
¿Y como? 
Como siempre, con la aceptación y el reconocimiento. 
¿De qué? 
De nuestra ascendencia divina, de nuestra encarnación mortal, de nuestro humor humilde, de nuestra futilidad y presuntuosidad de sabelotodos, de victimitas, de pobrecitos, de héroes rescatadores, de supervillanos, de grandes y poderosos que tropiezan con las puertas, de animalitos sedientos de placer, de pequeños tiranos que se quieren adueñar del universo, de paletos que se conforman con otro ligue, con otra muesca en sus cachas nacaradas, para tener algo más que no llevarse cuando se baje el telón.

Asi estamos de atrapados en el juego del deseo de lo que no tenemos para huir de lo que somos. Y hoy lo podemos rasgar, en vigilia, viendo la tele, escribiendo o leyendo en el facebook, cagando, tomando una tisana a la luz de las farolas, haciendo el amor con quien quiera, meditando o cantando bajo la lluvia; siendo parte de los problemas de otro, asándonos en el verano austral o helándonos en el invierno boreal, siendo buenos o negando ser malos, observando como se apaga la vida de un ser querido o siendo indiferentes a nuestro influjo en los demás. O de cualquier otro modo. Con un simple estornudo. Pero si sucede lo sabrás, lo sabré, lo sabremos. Y sucederá. Alguién hoy alcanzará la comprensión. Y en un simple acto millones mejorarán sus vidas. 


Quizás seas tú.

lunes, 11 de febrero de 2013

Himno a Atón y Salmo 104


Himno a Atón

¡Espléndido te alzas en el horizonte, Oh, Atón viviente, creador de vida!
Cuando amaneces en el horizonte oriental, llenas todas las tierras con tu belleza. 
Eres bello, grande, deslumbrante,elevado sobre todas las tierras; tus rayos abrazan las tierras, hasta el límite de todo lo que has creado.
Porque siendo Ra, alcanzas sus límites, y los has doblegado para tu amado hijo; aunque estás lejos, tus rayos brillan sobre la tierra, aunque cualquiera sienta tu presencia, tus rayos son invisibles.

Cuando te pones en el horizonte occidental, la tierra queda en tinieblas, como en la muerte; todos yacen en las habitaciones, sus cabezas cubiertas, un ojo no puede ver a su compañero.
Ellos podrían ser despojados de sus propiedades, aunque estén sobre sus cabezas, la gente no se daría cuenta. Todos los leones salen de sus guaridas, todas las serpientes muerden; la oscuridad se cierne, la tierra está en silencio, así como su creador descansa en el horizonte.

La tierra brilla cuando amaneces en el horizonte, mientras resplandeces como Atón durante el día; cuando disipas la oscuridad, cuando ofreces tus rayos, las Dos Tierras están en fiesta despiertas y erguidas sobre sus pies, tú las has levantado.
Sus cuerpos están purificados, vestidos,sus brazos adoran tu aparición. Toda la tierra se dispone a trabajar, todos los rebaños pacen en sus pastos; los árboles y las hierbas florecen, los pájaros echan a volar de sus nidos, sus alas saludan a tu ka.
Todo rebaño brinca sobre sus patas. Todo lo que vuela y se posa, vive cuando amaneces para ellos. Los barcos van corriente arriba, y corriente abajo, todos los caminos se abren cuando te alzas. Los peces del río saltan ante ti, tus rayos están en el centro del mar.

Tú, quien haces crecer la semilla dentro de las mujeres, tú, quien creas las personas del esperma; quien alimentas al hijo en el vientre de su madre, quien calmas apagando sus lágrimas. Nodriza en el vientre, dador de aliento, para animar todo lo que creas.
Cuando sale del vientre para respirar, el día de su nacimientotú atiendes sus necesidades. Cuando el pollo está en el huevo, piando dentro de la cáscara, tú le das aliento dentro de ella para insuflarle vida; cuando lo has terminado, para que pueda romper el huevo, sale de su interior, para anunciar su terminación, caminando sobre sus dos patas sale de él.

¡Cuán grande es tu obra, aunque escondido a la vista, Oh, Dios Único junto a quien nadie existe! 

Tú creaste la tierra según tu voluntad, tu solo, todos los hombres, todos los grandes y pequeños animales, todas las cosas que hay sobre la tierra que caminan sobre sus piernas, todo lo que vuela por medio de sus alas, las tierras de Khor y Kush, la tierra de Egipto.
Tú pones a cada hombre en su lugar, tú satisfaces sus necesidades, cada uno tiene su alimento, calculas la duración de sus vidas. Sus lenguas difieren en el idioma, así también sus caracteres; sus pieles son distintas, para distinguir a las personas.

Tú provocas la inundación desde la Duat, tú la llevas cuando deseas dar vida a los hombres, pues tú los has creado para ti.
Señor de todo, quien trabaja para ellos, Señor de todas las tierras, quien brilla para ellas, el Atón del día, ¡grande en su gloria !
A todas las tierras lejanas, que haces vivir, tú les has concedido el descenso de la inundación desde los cielos; él crea olas sobre las montañas, como lo hace el mar, para empapar sus campos y sus ciudades.

 ¡Cuán excelentes son tus obras, oh, Señor de eternidad!

Una inundación desde el cielo para los extranjeros y para todas las criaturas de la tierra que caminan sobre sus patas, para Egipto la inundación viene desde la Duat.

Tus rayos alimentan todos los campos, cuando brillas, ellos viven, ellos crecen para ti; tú creas las estaciones para desarrollar toda tu obra: el invierno para refrescarlos, calor para que te sientan. 
Tú has creado el lejano cielo para brillar allí, para contemplar toda tu obra, tú solo, brillando en tu forma de Atón, elevado, radiante, distante, cercano.
Tú creas de ti mismo millones de formas, ciudades, pueblos, campos, el curso del río; todos los ojos te observan por encima de ellos, pues tú eres el Atón de las horas del día sobre lo alto.

Tú estás en mi corazón, no hay nadie que te conozca, excepto tu hijo, Neferjeperura el Único de Ra, a quien has mostrado tus sendas y tu poder. Todos aquellos en la tierra salen de tus manos cuando los creas, cuando amaneces ellos viven, cuando te pones ellos mueren; tú eres el tiempo vital en todos tus miembros, todos viven gracias a ti.
Todos los ojos están puestos en tu belleza hasta que te acuestas, todas las labores cesan cuando descansas en occidente; cuando te levantas haces que todos se apresuren por el Rey, todas las piernas están en movimiento desde que fundaste la tierra. Tú los alzas para tu hijo quien proviene de tu cuerpo, el Rey que vive en Maat el Señor de las Dos Tierras, Neferjeperura, el Único de Ra, el Hijo de Ra, quien vive en Maat, Señor de las Coronas, Akhenatón, grande durante su vida; y la gran Reina a quien él ama, la señora de las Dos Tierras, Nefer-Neferu-Atón-Nefertiti, que viva eternamente.


Salmo 104     Dios cuida de su creación

Bendice, alma mía, a Jehová.  Jehová Dios mío, mucho te has engrandecido;

Te has vestido de gloria y de magnificencia. El que se cubre de luz como de vestidura,



Que extiende los cielos como una cortina, Que establece sus aposentos entre las aguas,

El que pone las nubes por su carroza, El que anda sobre las alas del viento;



El que hace a los vientos sus mensajeros, Y a las flamas de fuego sus ministros.

El fundó la tierra sobre sus cimientos; No será jamás removida.



Con el abismo, como con vestido, la cubriste; Sobre los montes estaban las aguas.

A tu reprensión huyeron; Al sonido de tu trueno se apresuraron;



Subieron los montes, descendieron los valles, Al lugar que tú les fundaste.

Les pusiste término, el cual no traspasarán, Ni volverán a cubrir la tierra.



Tú eres el que envía las fuentes por los arroyos; Van entre los montes;

Dan de beber a todas las bestias del campo; Mitigan su sed los asnos monteses.



A sus orillas habitan las aves de los cielos; Cantan entre las ramas.

El riega los montes desde sus aposentos; Del fruto de sus obras se sacia la tierra.



El hace producir el heno para las bestias, Y la hierba para el servicio del hombre,

Sacando el pan de la tierra, Y el vino que alegra el corazón del hombre,



El aceite que hace brillar el rostro, Y el pan que sustenta la vida del hombre.

Se llenan de savia los árboles de Jehová, Los cedros del Líbano que él plantó.



Allí anidan las aves; En las hayas hace su casa la cigüeña.

Los montes altos para las cabras monteses; Las peñas, madrigueras para los conejos.



Hizo la luna para los tiempos; El sol conoce su ocaso.

Pones las tinieblas, y es la noche; En ella corretean todas las bestias de la selva.



Los leoncillos rugen tras la presa, Y para buscar de Dios su comida.

Sale el sol, se recogen, Y se echan en sus cuevas.



Sale el hombre a su labor, Y a su labranza hasta la tarde.

¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría;



La tierra está llena de tus beneficios. He allí el grande y anchuroso mar,

En donde se mueven seres innumerables, Seres pequeños y grandes.



Allí andan las naves; Allí este leviatán que hiciste para que jugase en él.

Todos ellos esperan en ti, Para que les des su comida a su tiempo.



Les das, recogen; Abres tu mano, se sacian de bien.

Escondes tu rostro, se turban; Les quitas el hálito, dejan de ser,



Y vuelven al polvo. Envías tu Espíritu, son creados,

Y renuevas la faz de la tierra. Sea la gloria de Jehová para siempre;



Alégrese Jehová en sus obras. El mira a la tierra, y ella tiembla;

Toca los montes, y humean. A Jehová cantaré en mi vida;



A mi Dios cantaré salmos mientras viva. Dulce será mi meditación en él;

Yo me regocijaré en Jehová. Sean consumidos de la tierra los pecadores,

Y los impíos dejen de ser.



Bendice, alma mía, a Jehová. Aleluya.

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Nota: Después de muchos días como borrador, publiqué hoy la entrada. Y después de unas horas me entero que la lectura de el Salmo 104 corresponde a la liturgia de hoy. ¿Casualidad? Y hoy también anuncia el Pontífice Católico su renuncia. (2013/03/11 12:04 GMT)

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sábado, 9 de febrero de 2013

El escenario ahora: 9 febrero 2013

El gran marco en el que se desarrolla el juego cotidiano es el indicado por Plutón en Capricornio, Neptuno en Piscis, Urano en Aries, Saturno en Escorpio y Júpiter en Géminis: los ciclos de larga duración. Especialmente los primeros nos indican que la gran batalla es la reconstrucción. 

Plutón ha derribado las estructuras sociales caducas, las rigideces antiguas, pero también ha puesto en cuestión la estabilidad del edificio social.

Neptuno diluyó todo sentido de compromiso, de lealtad a ideales cómplices de la corrupción social, dejando abierta la acitud de huida hacia los paraísos artificiales o pseudonaturales, así como el nacimiento de nuevos modelos de ligazón social, el nuevo modelo cohesivo social. En dos palablras que resumen el dilema personal para elegir: integración o desintegración.
 

Urano asume la voluntad individual de transformación, carga sobre sus hombros el peso de transformar por la propia responsabilidad y compromiso, pero antes ha de liberarse de la sensación de hostilidad, de estar rodeado de adversarios por todas partes que le irritan hasta la extenuación, que le distraen de sus propias motivaciones.

Saturno embarcado en sanear las aguas pantanosas, en desecar los viejos resultados de las acciones incorrectas, la comodidad pestilente del aislamiento, el placer de la propia satisfacción incomprendida por los demás, tiene una tarea titánica de rescatar lo positivo, de extraer del lodazal de las pasiones los buenos propósitos, las viejas semillas que esperan tiempos mejores para fertilizar; de la confesión de los propios engaños espera sacar la financiación de las mejores esperanzas, esta vez si. El desafío es encontrar la roca por debajo del lodo, el filtro de oro que dignifique los tóxicos lixiviados en el vertedero y los ponga de nuevo a disposición del torrente social. Alguien tiene que meter la mano en la alcantarilla y sacar el tesoro perdido. Pero también es el águila capaz de remontar el vuelo sobre el estancado y putrefacto detritus, contemplar el sentido del estancamiento, el error de las buenas intenciones que justificaron este echarse a perder y volver a la batalla, reconocer el siguiente paso y trabajar en esa dirección, bien creando una exclusa o aliviadero en el dique, bien volándolo de modo más o menos controlado. La otra opción es que, cuando lleguen las grandes lluvias, el desbordamiento lo arrollará todo creando una nueva situación.

Por último, Júpiter, en su disfraz de aprendiz ansioso, busca renovarse, moviéndose incesante en un mundo fluyente y dicharachero de pasiones breves, de intereses diversos, de ocurrencias y parches para todo. Esperando encontrar la solución global, el sentido lúdico a tanta impresión cambiante, a tanta seriedad y tensión, mediante soluciones mágicas, huidas intempestivas, guerra de guerrillas contra el orden y contra el caos. En su papel de hijo mayor, de príncipe regente, todo lo confía a las buenas intenciones, a la improvisación alegre y al disfrute del momento. El viejo senescal olvidado en la torre le aconseja en las noches, pero la dulce juventud del inexperto bondadoso que todo lo fía a su valor, a su inmortalidad, le hace despilfarrar recursos y malgastar oportunidades, evadirse en pasiones o distraerse con bufonadas, seducciones y la corte de aduladores propia de su posición regente.

Así pues, el Gran Drama Cósmico, el Teatro de las Vanidades, está servido como siempre y en este acto, con la música alta, las fanfarrias del séquito regente se apagan las plañideras del fondo, las intrigas del consejo y las traiciones de los que solo piensan en su provecho. 


Y durante estos meses la batalla, la guerra fría de los buitres luchando por los despojos de lo viejo muerto seguiran, mientras los que se afanan gracias al dolor de haberse desprendido sus máscaras, pueden reconocer su rostro despellejado en el espejo. Y aunque se lamenten por los que son presas de (o prefieren) el autoengaño, evitan las envidias y concentran sus renovadas fuerzas en crear un nuevo reino, una nueva sociedad basada en las personas y no en las caducas estructuras de poder.

Una nueva sociedad de personas que reconocen que todo empezó con la mentira, con aquel inocente trovador que llegó a la corte con su flauta maravillosa que abría los corazones y acercaba las estrellas, que infundía valor y coraje, que alegraba a los niños y apaciguaba a los violentos, que honraba a las viudas y hacía brillar los ojos de los jóvenes. Todo el reino le abrió sus oidos, sus corazones y depositó en el sus esperanzas. Se sintieron aliviados, comprendidos y esperanzados, oyeron en sus canciones el amanecer de una nueva era en la que todo era posible, en la que sus dolores desaparecerían y el oro estaría en todas las orlas de sus espejos.

Lo que no supieron es que el bardo mismo se corrompió al servicio de las intrigas de la corte, fué seducido por el oropel y el reconociento del consejero infiel del Rey cambiando sutiles matices de la letra de sus canciones y allí donde decía aceptación instaló ambición, donde decía serenidad puso pasión, donde decía alegría puso embriaquez, donde decía yo puso tú, donde decía futuro puso ahora. De ese modo fragmento la verdad e instaló la mentira y todo el reino lo creyó y todos ataron a sus tobillos las elgantes bolas doradas de moda sin caer en la cuenta de que eran grilletes indignos de seres libres. Y se pusieron candados y vendieron sus llaves. Y se convirtieron en esclavos, orgullosos de su esclavitud.Y un día el Rey enfermó y el bardo estaba ebrió y no remendó la tela de mentiras que tapaba la ciudad, y un rayo de luz alcanzó a algunos y despertaron de su sueño. Y comenzó la revolución.

Y en esas estamos