Y con el fuego la iluminación. O sea hacer llegar la luz a las cosas para poder verlas...
Y por analogía, también la luz interior.
Y en otra analogía, iluminar también es despertar, pasar de la modorra a la vigilia.
Por eso Buda se traduce como el iluminado o el despierto.
Las velas, candelas o bujías son un sistema milenario para lograr la iluminacion y cierto grado de calor. Consisten una matería combustible (tuétano, sebo, cera, parafina) que impregna otra, la mecha, que es inflamable. O sea que produce llama.
Sucede que la mecha con la combustión se va consumiendo o ennegreciendo de modo que la llama pierde vigor y luminosidad.
Cuando eso sucede basta con retirar esa parte quemada de la mecha para que la llama reviva y alcance mayor esplendor.
Las mechas también reciben el nombre de pábilos. Y retirar esa parte gastada se llamó despabilar o espabilar.
Con la riqueza de las analogías, en el lenguaje cotidiano a pesar de haber casi desaparecido el uso de las velas para iluminación, conservamos el sentido de espabilar o despabilar para designar el despertar y también el aumento de la inteligencia, de la agilida mental u otra capacidad.
Y el idioma reconoce dos opciones. Transitivo, hacer a otro espabilar, o intransitivo, despabilarse uno mismo.
¿A quién esperas?
Entonces
¿A qué esperas?
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