El 24 de julio de 2025 se encontraron en los cielos las dos luminarias. El gigantesco Sol, nuestra estrella padre/madre, y el cercano satélite emparejado con la Tierra, nuestra onírica onda de sensibilidad que llamamos Luna.
Este momento
solemos tomarlo como referencia del inicio de su ciclo particular que
denominamos mes lunar. Ya es costumbre desde tiempos sin nombre sintonizar con
este ciclo para la realización de procesos, actividades, proyectos y
emprendimientos.
La mayor parte de las veces lo hacemos de un modo tan automatizado e inscrito
de las costumbres que no implicamos la conciencia en ello. Damos por sentado
que el calendario es algo que forma parte de nuestro paisaje psicológico y
cultural. No nos fijamos en ello. Al igual que los días de la semana. No hay
movimientos sociales o sindicales que pretendan cambiar la semana de siete días
por otra de ocho, o diez, o tres… No hay modelos alternativos ni se los espera.
Lo mismo con las horas del día o los meses del año. Si acaso quedan algunas reminiscencias de herencias pasadas tales como el calendario litúrgico y todas las fiestas movibles que tienen su referencia en ciclos cósmicos objetivos, tales como la luna llena del equinoccio boreal.
En una
sociedad menos homogénea y por tanto en la que están presentes otros referentes
cronológicos, se celebran más o son más notorias otras festividades asociadas a
otros calendarios: el musulmán, chino, tibetano, maya y poco más…
Desde aquí lo
que elaboro es apenas un breve informe acerca de las circunstancias del
“tiempo” cósmico con el propósito de facilitar procesos de toma de conciencia
de la dimensión temporal de nuestras vidas. Un eje en el cual es posible
aplicar nuestra realidad multidimensional y nuestra voluntad de expresión. Un
eje o dimensión en el que disponemos de cierto margen de libertad para
sincronizar nuestros propósitos, esfuerzos y afanes con ciertas características
narrativas extraídas de las antiguas tradiciones y de las modernas
interpretaciones. Siempre como urdimbre sobre la que tejer nuestra capacidad
individual y grupal de creación a nuestro alcance, en un juego de cocreación
multifactorial y multinivel de sucesivas capas o envoltorios (holones) en los que
la libertad y la determinación se entrelazan de modo tal que no podemos decir
que somos completamente libres, pero tampoco que no tengamos cierto grado de
libertad para intervenir de modo proactivo o resiliente frente a todas las
demás fuerzas en juego.
Reservar ese margen de libertad, consciencia, esfuerzo y amor, es lo que desde
el punto de vista trascendente de la propia existencia nos proporciona sentido
y dignidad, sea cual sea el contexto específico de nuestra actualidad.
Para ello preparamos el terreno aportando información en tres niveles
diferentes
1 El cielo del momento exacto del comienzo del mes lunar
2 El mapa ondulatorio de los ciclos mayores en los que estamos surfeando
3 Las interpretaciones aportadas desde una de las corrientes de la magia antigua, codificado simbólicamente con los genios asociados a determinados grados zodiacales que ayudan a construir una narración propia de intenciones en este contexto
4 Una interpretación personal que nutra nuestra totalidad (consciente y supraconsciente) en su natural aspiración a la coherencia resonante.
1 El cielo en el momento de la lunación.
El mapa del
cielo de la lunación nos presenta un esquema de fuerzas en juego en el que
destaca el centro de gravedad de la conjunción Sol/Luna que acontece al
comienzo de Leo en oposición a Plutón en acuario, superpuesto al grado
referente de toda la década, (donde se produjo el comienzo del actual ciclo
cultural marcado por el congreso de los cronocrátores Júpiter y Saturno en
diciembre de 2020) lo cuál nos recuerda que seguimos desplegando la nueva
normalidad. Es decir, el nuevo paradigma del que formamos socialmente que
habíamos acordado llamar la sociedad de la información, en la cual estamos tan
inmersos que apenas recordamos como eran las vidas antes de este paradigma.
Precisamente así operan los paradigmas, basándose en que las resistencias que
oponen quienes se han criado en los anteriores se ven desbordados por la
presión natural de las nuevas generaciones que no han conocido las restricciones
anteriores.
En este juego de conciencias en el que la lucha por el poder, también implica el control narrativo, encontramos el advenimiento de eventos y dinámicas extrañas para las viejas expectativas y apenas notadas por las nuevas. Colectivamente apenas se manifiesta como brecha generacional por el uso del lenguaje, de los medios de entretenimiento, de los desencadenantes sensoriales, emocionales e intelectuales, de los cánones de valoraciones que se toman como referentes identitarios, etc.
Aunque no es momento de extenderme en estas consideraciones, inicialmente propongo una nota mental. Cuando observes un acontecimiento social que te proporciona sensación de integración o pertenencia a un determinado grupo, sea por creencia, gustos o propósito, dedica un tiempo a sentirlo en todas sus dimensiones, en todo lo que te mueve, en cómo eso colabora en tu propia identidad. Puede ser una canción, un evento, una festividad, una palabra o concepto, un evento deportivo, político o cultural. Incluso una nueva tecnología a tu disposición, en software o hardware.
Los mecanismos básicos de coherencia social que existen en la especie humana siguen operando igual que hace siglos: en tanto gregarios necesitamos el pegamento de la aceptación, de la validación explícita o implícita de los demás, del reconocimiento, el apoyo, la cura y el sustento, también de la protección de nuestras vulnerabilidades sean pasajeras o duraderas.
Pocos son tan autosuficientes que no precisen esa conexión, esos enlaces por los que circulan los nutrientes esenciales de la vida social que son los que, seamos o no conscientes de ello, nos han permitido ser lo que somos y que son los que condicionan lo que será de nuestras vidas en una abrumadora mayoría de nuestra realidad.
Dicho de otro modo, somos fruto de la sociedad que nos lo da casi todo (idioma, alimentación, afecto, abrigo, pertenencia, destino y sentido) y sin la cual no tenemos segura la satisfacción ni la supervivencia. Puesto que también estamos en evidente peligro en caso de vaya contra nosotros.
Así pues,
tomemos conciencia de nuestra interdependencia común y dediquemos atención a
resolver esa dinámica esencial para nuestra existencia.
En definitiva, esta oposición de Luna/Sol frente a Plutón nos indica tiempos de
gestión consciente de recursos para compensar los “bajones” repentinos de
energía. Fases de euforia y confianza, cercanas a la indulgencia, que provocan
agotamientos inesperados. Mes para practicar la importancia de las fases de
descanso y recuperación cuando se trabaja a largo plazo.
Por otra parte, hay otra configuración entre Marte/Nodo Sur opuesto a Nodo Norte, ambos cuadrados a Venus, sugiere grandes deseos, impulsividad y automatismos reactivos, lo cual favorece actividades dinámicas, superación de desafíos y asunción de riesgos pues la tensión de los anhelos aparenta ser insoportable. En realidad, es parte de un proceso de aprendizaje colectivo que puede tomar diversos aspectos y con acontecimientos explosivos en torno al día 3 de agosto, con liberaciones bruscas de tensión y sensación de inevitabilidad en acciones compensatorias. Lo ideal, siempre que sea posible, es actuar de modo creativo y respetuoso, evitando sacar provecho personal de las situaciones que se nos presenten.
2 La visión ondulatoria de 2025 y 2026:
La dinámica
de los grandes ciclos vistos de modo ondulatorio ya la analizamos parcialmente
en anteriores informes.
Comentemos ahora que en este mes seguimos con la alta presión sobre los
primeros grados de los signos Acuario, Aries, Géminis y Leo de tal modo que
todos los mapas natales con fuerte presencia de estas áreas (como por ejemplo
todos los nacidos en torno a los días 20 a 24 de todos los meses) seguirán
plenos de acción y demandas para que sus vidas aporten soluciones a la
necesidad social de referencias, de modelos, de ideas y modos de resolver los
desafíos que provienen de la implantación del nuevo paradigma. Sin que estemos
aquí hablando de valoraciones morales o técnicas sobre el bien y el mal, sino
de la necesaria exploración de las diversas opciones para que los mecanismos
evolutivos de adaptación seleccionen las que permitan mayor eficiencia
adaptativa.
Otro aspecto muy interesante es el que, como cada año, presenta Júpiter. En el mapa está enmarcada la onda entre dos líneas horizontales moradas que dibujan la onda de su periodo de avance y retrogradación entre los grados 15 y 25 de Cáncer Esto señala que las nuevas experiencias (relacionadas con procesos de crecimiento, regulación, emprendimiento, adquisición o conquista) entre el 12 de agosto y el 12 de noviembre, posiblemente serán sometidas a revisión, aprendizaje y reorientación, hasta el 12 de marzo y vueltas a aplicar corregidas con las nuevas experiencias críticas, hasta el 12 de junio de 2026. Uso en todos los casos el día 12 por cuestiones nemotécnicas más que por precisión. La naturaleza de las experiencias puede tener relación con lo que hayamos vivido en el anterior paso de Júpiter por esta zona en ciclos anteriores, aproximadamente cada 12 años (2001/2002, 2013/2014).
El ciclo de Júpiter es uno de los más notables en nuestras distintas fases de integración sociocultural, obviamente variable según nuestra edad (no será igual a los 12 que a los 24 o 36 años), pero muy fácil de identificar en áreas como la profesión o la activación de participación social.
3 Genios de la lunación
Genio del decanato:
Genio del par:
El texto de las imágenes anteriores está extraído del libro Ángeles y Genios en la Astrología Caldea - Su utilización en la Interpretación y en la Magia, por Arturo Mata
Estas ideas y conceptos pueden inspirarnos para nuestra propia elaboración de un ritual de siembra de propósitos para este mes lunar. Lo cual puede realizarse en el día de hoy e incluso mañana.
4 Interpretación sintetizada en una idea básica:
Actúa de modo libre y conscientemente elegido por ti.
Y en la medida de lo posible sin sentirte condicionada o apegado a los resultados, pero asumiendo la responsabilidad.
Así, cuando evalúes las consecuencias (siempre las hay), si te convencen, los méritos serán tuyos, y podrás celebrar tu capacidad.
Y si no te gustan, te parecen errores o mejorables, no perderás el tiempo proyectando responsabilidades hacia el exterior y podrás hacerte cargo de los cambios necesarios.
Por tanto de un acto libre o triunfas o aprendes. ¿No es la mejor opción?
Hasta la próxima ocasión, que es la más segura.