jueves, 10 de abril de 2014

La tormenta perfecta. Cruz cósmica entre eclipses de Luna y Sol.

 En una semana comienza la secuencia de cuatro eclipses totales de luna que sucederan a lo largo de 2014 y 2015, de esos que generan el efecto que algunos denominan "Luna Roja". Cuatro.


 Esto seguramente será motivo para que los agoreros de turno lancen sus telarañas de miedo sobre la mente colectiva mediática. 





 Por otra parte, está gestándose ya la formación de una "cruz cósmica" cuyos cuatro extremos son Plutón en Capricornio, Júpiter en Cáncer, Urano en Aries y Marte en Libra. Aparte de lo que los agoreros digan, ciertamente que esta configuración cuyo máximo se encuadra entre el eclipse de Luna del día 14 y el de Sol del día 28 de abril, presagia tensiones de la más variada índole, desde lo individual y cercano a lo colectivo y global, pasando por las siempre sensibles relaciones de pareja y asociados.



 Momentos de mucha energía transformándose en acciones, dinamismo, rencores liberados, explosiones, terremotos emocionales y demográficos. Es como un motor de cuatro tiempos dispuesto a ponerse en marcha, con el depósito lleno, y que sólo precisa de un detonador, de un motor de arranque, de una chispa que inicie el ciclo dinámico. Las consecuencias pueden ser devastadoramente destructivas o poderosamente constructivas, según de que lado y en que momento nos pille, pero de lo que no cabe duda es de que grandes cantidades de cosas, personas, proyectos, basuras, tierras y emociones serán impulsadas fuera de su estatismo, generando un movimiento extraordinario, a veces sincopado y otras más fluido, pero poco y pocos seguirán indenmes tras el encendido del motor, del transformador de energías potenciales en movimientos más o menos espectaculares.
 



Los protagonistas, quienes más sentiran esta inquietud movilizadora, son todas aquellos que tengan algún planeta, luminaria, ascendente o punto sensible de sus cartas natales en torno al grado trece de los signos cardinales (Aries, Cáncer, Libra y Capricornio). Notoriamente los nacidos en torno al 2 de abril, mayo y junio, 5 de julio, agosto y septiembre, 6 de octubre, 5 de noviembre y diciembre, 3 de enero y 2 de febrero (día más o menos) sentirán espoleada su vitalidad y conciencia a un dinamismo inusual. Lo mismo vale para instituciones, grupos o naciones con esas fechas de fundación o inicio. 



 
Hay un tiempo para cada cosa en los cielos y en la tierra, y ahora se acercan los tiempos convulsos de la puesta en marcha, de hacerse cargo de una cantidad inusual de tensión que si bien puede parecer bloqueante o incluso paralizante por momentos, lleva en sí misma el potencial transformador de las más diversas situaciones que necesitemos desempolvar o resolver. Naturalmente que los riesgos de tal efervescencia están en los excesos, en lo inoportuno o exagerado de las fuerzas empleadas o recibidas, pero es natural que cuando los vientos soplan con fuerza nada se pueda mantener al margen. No hay escapatoria ni evasión que nos pueda refugiar cómodamente cuando ruge la marabunta. Aceptemos que en este tramo del río las aguas bajan turbulentas, pongámonos el casco, procuremos no dañar a nadie, incluidos nosotros mismos, y empleemos esta energía extra en todos aquellos procesos de limpieza, arranque o transformación que tengamos en nuestros caminos. Después de la tempestad, de esta "tormenta perfecta", ya vendrá la calma y el recuento de efectos y desperfectos.


 ¡Qué los vientos nos sean propicios!




Recomendación: Escuchar oberturas wagnerianas y recordar que todo es pasajero, incluso lo desagradable.


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