miércoles, 13 de febrero de 2013

Desmontando a Júpiter

Desmontando a Júpiter

Breve mirada bajo la capa del gran benefactor, la desnudez del emperador, la cara oculta pero real del hipócrita, las inseguridades y bajas pasiones del mediocre malcriado, la traición del engreído autoelevado. 

Júpiter, como símbolo astrológico, es el gigante gaseoso, el benéfico, la gran fortuna, el portador de grandes esperanzas, el deseado, el anhelado, el optimista, el jovial, el que derriba todos los obstáculos, pero a la vista de algunas interpretaciones comunes, también es el "hijo tonto" de ciertos "idealistas", de los bonachones, de los atormentados que esperan un cambio de fortuna, de todos los que desean soluciones globales y definitivas; de los que creen en un futuro perfecto e inamovible, de quienes quieren creer en el final de los ciclos, en el final de la historia, en el mito del crecimiento continuo, en el desarrollo exponencial ilimitado. Es la inspiración de los partidarios del optimismo a prueba de retrocesos, de la hermosa narración que no rinde cuentas a la memoria ni a la experiencia. Él escribe la gran noticia que no debe se estropeada por la realidad. Te comparte la teoría perfecta que no necesita ser sometida a falsación. Te propone el inmarcesible acto creador que sólo soporta a los devotos acríticos. Él es el gobernante visionario en cuyas filas solo cabe la sumisión incuestionable o la más servil adulación. Y también el profeta elegido cuyos designios han de ser ejecutados sin dudas por los que han recibido el privilegio de seguirle. O el ejecutivo agresivo y audaz con su tropa de abnegados palafreneros. Quizás el general temerario que sólo precisa lealtad inquebrantable. O llega como el seductor autoexistente que abre las puertas de los cielos a sus afortunados seducidos. El develador de los grandes designios a los que estás llamado, tú como comparsa y el como protagonista.

Pero por suerte existen los balances, las auditorías externas, los análisis imparciales, los rendimientos de cuentas, el juicio inapelable de los hechos realmente realizados. Y ahí nos vemos. Ahí le vemos... nosotros, porque el se retirará a Elba inalterado, traicionado pero no vencido, incomprendido pero nunca derrotado. Dispuesto a volver siempre que queramos volver a soñar con la grandeza, con lo ilimitado, con el anhelo de la libertad, del genio creador, del verbo enervante y los horizontes que piden exploradores. Dispuesto a sacarnos de nuestros estrechos horizontes, de nuestra aburrida existencia, de nuestra paz y serenidad, de la comodidad de nuestras vidas insulsas. Todo eso le aburre. 

Él necesita nutrirse de nuestras vidas y para eso precisa gente débil, insegura, con poca estima de sí mismo, gente carente de identidad, de equilibrio o de felicidad. A los felices, a los satisfechos, a los de recias costumbres y sencilla vida, a los ascetas conformes, a los que aceptan lo evidente, Júpiter no tiene nada que ofrecerles, pues sus promesas son humo, son vanidad. Su caldo de cultivo son los necesitados y los insatisfechos. A esos, que somos todos  cuando estamos así, ofrece plétora, plenitud, satisfacción, exuberancia, éxito, fortuna, el premio gordo, lo que sabemos que no nos merecemos pero que nos debería ser ofrecido para degustarlo en algún momento de nuestras vidas. Por ello Júpiter, sin decirlo, es el gran crítico. Indirecta o explícitamente denigra todo aquello que no está en su círculo de dependencia. Criticará el mal uso que hacen de sus dones los pueblos que han de ser conquistados, la ignorancia de los que precisan su enseñanza, el tedio de los que disfrutaran de su excitación, la pobreza de aquellos a quienes enriquecerá. Cuándo tratas con él, tan perfecto y generoso, te hará sentir inseguro, equivocado, apocado, menoscabado, desaprovechado. Es su aguijón para excitar tu inseguridad, es su manera de pinchar tu globo energético, para utilizar ese chorro para su propia expansión a la que te arrastrará. Es su manera de enjaezarte en su cuádriga para surcar los cielos. Tu estás destinado a grandes alturas (como su seguro servidor, claro), a descubrir remotos continentes o visitar las estrellas, a cruzar los océanos, desde tu privilegiado asiento de remero...



El balance de los periodos jupiterinos nos permite reflexionar sobre la narración biblíca del sueño del faraón y sus siete vacas flacas que devoran a las previas siete gordas. Y la solución de José es que se reserve una parte en los años de abundancia para uso en los años de escasez. En eso no suele caer Júpiter. No cree en que sus vacas gordas puedan jamás ser devoradas y por supuesto no se limitaran a siete. Se multiplicaran ad infinutum. Preferirá una solución que consista en alimentar aún más a las gordas para que las flacas no puedan con ellas. Y en lo privado quizá lleve algunos de sus beneficios a un paraíso fiscal, por si acaso, realmente los precisara (él).


Y es que Júpiter es el gran narcisista, que como buen seductor, cultiva una excelente fama social por su habilidad en las relaciones públicas y su compra selectiva de atenciones: Te paga con 5 o 6 de su atención por cada 9 o 10 que tu le prestes. Es el gran banquero de la energía. Promete a todos y su gran don son las promesas, pero construye las grandes burbujas, las fases faraónicas en lo individual y lo colectivo, financiando a futuro todos sus dispendios, que acaba teniendo que cobrar Saturno y recoger la mala fama de este simpático sinvergüenza, de este atolondrado cazador, de este donjuan inseguro que se nutre de todos los que son tan inseguros como él pero más ingenuos. Y luego consigue los grandes indultos y las esculturas a caballo, los logros y conquistas de los que nadie quiere recordar el elevado precio que costaron. 


Es una buena lección que se aprende estudiando friamente los efectos de los afamados contactos jupiterinos...
 

Para conocerlo sigáse el método de Uises: tápese los oídos y preste atención a los hechos reales, a los balances finales, no a las promesas previas, ni a la publicidad inducida. Y descubriremos la sombra del gan benéfico que es el Gran caradura, timador, pícaro, estafador, enemigo, conquistador, irrespetuoso, invasor, ideólogo, misionero, gurú, noble feudal, abogado, banquero, manipulador, autoritario disimulado, servil con los muy poderosos y utilizador de las buenas intenciones ajenas, de las carencias y necesidades del entorno. Llegar a ser inmune a las ofertas tentadoras de Júpiter es superar la iniciación de la madurez social...

Enseñemos y aprendamos los peligros del aparente éxito. Seamos capaces de gestionar la abundancia cuando llegue, pues es transitoria. Y no perdamos nuestro contento con lo que tenemos en pos de lo que no precisamos. 


De lo bueno de Júpiter están los libros de llenos. Y para reflexionar un dato para reflexionar: una inmensa mayoría de los agraciados con grandes premios de azar, a los pocos años tienen su situación económica peor de la que tenían antes del premio. Hay casos realmente escalofriantes, y aleccionadores,como en este estudio de Florida, o este reportaje o este otro.

No responsabilicemos de todo lo negativo a Neptuno o a Plutón, al fin y al cabo Júpiter es su hermano.



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aportación crítica a un mito narcisista del corpus simbólico astrológico
 
 

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